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Mostrando entradas de agosto 28, 2011

Carta abierta a D. José Medina Mingallón, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Ciudad Real

Sr. Medina:   Aprovechando su papel como director de la Revista “Enfermería de Ciudad Real” , editada por el Colegio y financiada con los fondos cautivos de los 3.500 enfermeros forzosamente colegiados de esa provincia, se dedica usted a auto-reivindicarse frente a quienes no están conformes con la manera en que ese colegio está gestionando sus responsabilidades, descalificándolos personalmente. Y lo hace de una manera que refleja su verdadera catadura moral, creando dos bandos imaginarios: el de los suyos, que “da la cara por el colegio”, “se moja” y ha estado y está siempre “dispuesto a trabajar por mejorar las condiciones socio-profesionales de sus colegiados”; y el de todos los demás, los que no le ríen las gracietas, el de las “actitudes infantiles”, el “cobarde anonimato”, el de los comentarios “ofensivos, destructivos, gratuitos y malintencionados, a cara tapada, barriobajeros y mendaces”, los de tan “escasa categoría humana”, “impostura” y “maledicencia”…   No co

"El Síndrome del Escaparate": ¿Maniquíes 2.0.?

Siempre me he preguntado, sobre ese montante global que asciende a unas 250000 enfermeras en este país, el poder de penetración que puedan tener realmente todas las actividades e iniciativas 2.0 de las que somos observadores y participantes suigéneris, y dirigidas a la vez a un intento de implementación de nuevos escenarios y medios de comunicación entre profesionales y con el paciente al que ofertamos cuidados. Y que, irreprochablemente, son la semilla de lo que se pueda avecinar; Perdón, renuncio a plantear el que sea este movimiento potencial ni futuro de nada. Todo lo contrario, afirmo que es el conjunto que representa un PRESENTE que está ahí y que está haciéndose un hueco en mitad de todo un movimiento virtual que no podía dejarse al arbitrio corporativo médico y visto que todas estas iniciativas, o las más representativas, llegaron de la mano de la propia creatividad e inquietud de unos cuantos enfermeros que no quisieron renunciar ni abdicar a ese nuevo imperativo y que, a día