Poco más se puede decir y comentar alrededor de la pretensión de privatización de los hospitales de la Comunidad de Madrid y resto de intenciones, secuencia histórica constatable en estas cuestiones y comparaciones con la realidad que vivimos y que no se halle en las publicaciones periodísticas y de los distintos medios de comunicación, y que estos días ha provocado la mayor respuesta nunca antes llevada a cabo por el colectivo profesional contra estas intenciones de desmantelamiento del supuesto Sistema Universal, de accesso público, libre y gratuito que hasta ahora, mal que bien, era ejemplo al menos de una "quietud" que a los profesionales, y con esas garantías y prebendas de accesibilidad que a la vez nos daba el "ser de la casa", mantenía listas de espera en rangos consensuados como derecho público, respuesta en resultados e investigación cuantificables, accesibilidad y cartera de servicios en unos niveles al menos digestibles y de supuesta Calidad y satisfacción ponderada a través, y éso sí, muchas veces, de la cuenta de la vieja...
Parece ser que ya nadie duda de la relación que debe mantenerse "de equilibrio y colaboración" entre el sector sanitario privado y público , y de que ésto no tiene vuelta, sobre todo en esa externalización de algunas prestaciones puntuales a las que, una vez cuantificado el montante, no parece llegarse a un % suficiente como para admitir que se trate de una "privatización" encubierta de los mismos y en el discurso de aquellos agentes que han de seguir manteniendo compromiso, lealtad y renta política y en ese sentido (aparte el análisis de titularidad, parentela y camaradería que de algunos de esos servicios externos que requieren gran inversión en tecnología, podriamos llegar a hacer). Esixtiendo a la vez una disputa semántica y con relación a lo que significa la gestión privada con el dinero público o la privatización en la más real y cruda extensión y consecuencias del término y para todos: profesionales y usuarios.
Somos nosotros, los profesionales sanitarios en definitiva, aparte los propios pacientes, el chivo expiatorio de ese ahora desmantelamiento e intento a la vez del mantenimiento de estatus y afirmación de convicciones y partituras ideológicas por parte de los políticos, en uno y otro sentido. Por lo que "pillamos" por todas partes:
Si a la vez, lo que se quiere es mantener una actitud a costa del resto (en mitad de todo este collage de intenciones, pretensiones, vivezas y supuesta búsqueda de renta, política o económica), y cuando históricamente se ha hecho de la representación institucional profesional, política, ideológica o sindical una estructura diseñada para algo más que defender, representar u ordenar los designios de un colectivo de más de 240000 profesionales enfermeros en este país, y a través de la escusa en nombre de la norma, la ley, el consenso y la excusa deontología, lo ideal y cínico es seguir jugando un doble discurso ambiguo que no deje (al menos a primera vista) identificar el que tu apuesta a caballo ganador, ha sido y será siempre la elegida y en esa carrera que sabes se está corriendo y que, estratégicamente, viene a ser la principal de esta temporada y la que más rente, una vez que el río se ha revuelto y tú sabes dónde se encuentran las dos orillas, o te da igual porque nunca has saltado al agua sin chaleco salvavidas o paracaídas, por si acaso...
Hay que ser un poco ciegos, tener miedo, estar amenazado, coaccionado o estar en un mismo barco que a tí, provinciano representante, te está zozobrando o se te hundirá, para no querer ver que es el juego y que, a poco que a cualquiera con un grado de moral suficiente le de por intentar tan sólo solicitar esa real transparencia que se pregona ahora para cualquier Administración Pública, pondrá a la luz tal cantidad de lodo, que no habrá chaleco que evite un hundimiento en esa "ciénaga construída durante tantos años" con el participio y la "connivencia" y silencio de muchos. Es cuestión de tiempo y no deberíamos ser nosotros quienes siguiéramos insistiendo en ello, sino todos esos instrumentos y estructuras que ponen al servicio de la verdad y de esa transparencia, la apuesta que se nos pide sigamos manteniendo por la defensa y trabajo colaborativo por la profesión, la democracia participativa y el trabajo ahora en RED, sirviendo ésta no para arrastrarnos y colgarnos a todos a la popa de un barco que no hemos botado, sino siendo la que definitivamente ponga en salvaguarda todos estos principios pisoteados durante años y que, por vergüenza y dignidad, exigen ser soldado.
Sade - Soldier of Love
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