
Los niños empiezan a asimilar que esas acciones tienen un sentido, un camino. Será otro momento en el que descubran que ésto no es cierto y que hay que preguntarse por lo que incorrectamente pueda convertirse en válido atravesando la puerta de lo diferente. Replegando y deconstruyendo.
Cepillarse lo dientes, subirse a la taza del water con uno de esos adaptadores infantiles llenos de flores y rezos de “Baby Power”, encender y apagar las luces en ese aproximarse a lo infinitamente nuevo, son las acciones que parecen ir adentrando a los críos en el mundo de lo correctamente asumible, a la vez que buscan su individual significado de las cosas y de interiorizarlas de una forma, ahora, aún mecánica. Ocupar un espacio.
Hoy Lola ha estado sentada en el adaptador que para ellos se ingenia para ese acto íntimo que propicia esos lapsus de autoconfesión que nos comunican con nosotros mismos, muchas veces a tiempo y espacio fijo. En una rutina digestiva que se convierte en excusa para ocupar nuestro espacio. Ése que apropiamos nuestro desde niños hasta que sentimos que se nos puede arrebatar si a él no nos aferramos.
Cualquier lucha es lícita en el sentido de negación del sentimiento de arrebato a las convicciones que, en ese interior forjado, cualquiera cree poseer. En ese sentirse arrebatado en espacio y sobre todo en forma.
Como yo hace ya tiempo que aprendí, me cago´n to los muertos de estos cabrones. Por mangantes, por chorizos, porque tengo un día de ésos...jejejeje. Hoy me sentía de un escatológico subido. Hoy, poesía, es el culo de mi niña. Un saludo.
Comentarios
JAJAJAJA
Un saludo!